28/8/13

Letonia



Lo primero que hay que saber sobre Letonia es que los precios duplican los lituanos, así que se acabaron los banquetes en restaurantes por diez euros cada uno. De hecho, la moneda letona, el lata, “vale” más que el euro (y estos pobres el año que viene entran en la Eurozona, no saben donde se están metiendo).

Otra cosa a tener en cuenta es que el número de turistas también crece exponencialmente, especialmente en Riga y alrededores. Y sí, como podéis imaginar, en casco histórico de la capital te encuentras con un español a cada paso; aunque eso no la desmerece.


Mi TOP 5  de turismo letón:
  1. Deleitarse con la arquitectura Art Nouveau  (Jugendstil) de Riga. Merece la pena pararse casi en cada edificio para observarlo detenidamente y descubrir cada uno de sus detalles.
  2. Probar cuantas más cervezas (alus) mejor, casi en cada ciudad producen una. Me gustaron especialmente las “vivas”, cervezas naturales sin filtrar ni pasteurizar.
  3. Descansar un par de días en Kuldiga: pasear por la calle principal, tomar el sol y darse un bañito al lado de Ventas Rumba, la cascada más ancha de Europa; coger una bicicleta para descubrir los alrededores y comer especialidades letonas (cerdo, cerdo, cerdo y testículos de toro).
  4. Echar una cabezadita en el parque Bastejkalns, en el canal; antes de volver a perderse en el casco histórico de Riga.
  5. Pasar de Jurmala y hacer la ruta de los castillos de Sigulda en bicicleta, mejor sin olvidarse la cámara de fotos y con tiempo suficiente para verlos todos ¬¬


27/8/13

Lituania




¿Se acuerdan de aquella aspirante a Miss España que hizo el ridículo televisado cuando le preguntaron que sabía de Rusia hace ya varios años? Bueno, pues si el embajador llega a ser el de Lituania la pobre chica seguramente no habría acertado ni a decir que allí vive gente maravillosa. No quiero insinuar nada más que el desconocimiento general sobre este país, y tampoco voy a esconder que yo no sabía nada de él hasta que tuve una amiga lituana; de hecho pocas personas he encontrado que supieran que la capital es Vilna y hay quien no se acuerda si quiera de Sabonis.

La cosa que más me ha fascinado de Lituania es la cocina, y el adjetivo que mejor la describe es, sin duda, “imaginativa”. Porque otra cosa no, pero hay que ser muy creativo para hacer tantos platos diferentes con un único ingrediente: la patata. Yo creía que con las patatas fritas, al horno, cocidas y en puré ya era suficiente variedad, pues no. Esta gente hace salchichas de patata, morcilla de patata, croquetas de patata, crepes de patata… Prácticamente estuve comiendo este tubérculo durante 4 días seguidos y nunca repetí plato.
También he podido comprobar algo que siempre me decía mi amiga sobre la simpatía de los camareros (aunque ella lo extiende a todo personal de servicios). Mi teoría es que se paga como suplemento aparte, y con eso lo digo todo. Evidentemente hubo excepciones, pero de esas que cumplen la regla.
Otra curiosidad es la cantidad de iglesias que hay, sin ser un país especialmente religioso, y la variedad de ritos. Aunque la mayoría  son católicas, no hay que matarse para encontrarlas de otro tipo, especialmente ortodoxas y protestantes.
En mi TOP 5 de turismo lituano:
1.  Darse un paseíto por la República Independiente de Uzupis en Vilna y leer su curiosa constitución (disponible en varias lenguas, pero aún no en español) que tiene artículos fantásticos como: “Todos tenemos derecho a morir, pero no es obligatorio”, “Los gatos no están obligados a querer a sus dueños, pero tienen que ser de ayuda cuando sea necesario”, “Nadie puede compartir aquello que no posee”.
2.  Recorrer el istmo de Curlandia en bicicleta, subir a las dunas sin dejarse las piernas en el intento, tomar aliento en las playas de arena blanca y agua gris plomo (con baño en el Báltico incluido), y comer un buen pescado a la brasa acompañado de una cerveza local (alus) para terminar el día.
3.   Probar la sopa fría de remolacha (saltivarscia) porque comer comida rosa es un punto, y las empanadillas tradicionales de mil rellenos (kibinai).
4.  Darse otro paseíto por Literatu Gatve, también en Vilna, y hacer fotos a todas y cada una de las obras expuestas en las paredes de la calle donadas por artistas lituanos.
5.  Tomar un delicioso y económico café acompañado de una tarta de queso y caramelo en uno de los monísimos “Coffe inn”, el Starbucks lituano, mientras se escriben postales a familiares y amigos maravillosamente ilustradas por Sigute Ach.
Yo no lo hice, pero estoy segura que Lituania se presta para un “road-trip” en toda regla.





18/8/13

Sobre viajar y sobre mi viaje



Sucede que me gusta mucho viajar y desde que vivo aquí apenas lo hago. Las vacaciones las invierto siempre en ir a Nunca Jamás, y, a parte de eso, sólo he hecho un par de escapadas de fin de semana. Como esto tenía que cambiar, acabo de hacer un viaje de tres semanas por los Países Bálticos (enorme sonrisa en mi cara).
Una de las cosas chulas de viajar es contarlo. No para tirarse el moco, sino para compartir lo que se ha vivido. Evidentemente, no a todo el mundo le interesan estas historietas, por lo que tengo claro a quien dar la tabarra con este tema y a quien no.
Sin embargo, he decidido escribir aquí sobre mi viaje de estas vacaciones por varias razones. La primera y principal que esto es un blog, y más concretamente mi blog, y no tiene una temática particular sino que más bien cuento lo que me apetece cuando tengo ganas. La segunda es que tal vez a alguien en el total ciberespacio le pueda ayudar o interesar. La tercera es que ha sido un viaje fantástico y quiero dejar constancia escrita. La cuarta, que quiero actualizar y no se me ocurre nada mejor.
Voy a empezar ahora por “las cosas prácticas” y ya otro rato me meto con la faena gorda, que seguramente dividiré en varios post para no alargarme mucho, ya veremos.

Elegí este destino porque mi compañera de piso es lituana y tenía curiosidad por saber cómo es el lugar del que viene después de hablar infinidad de veces sobre las diferencias entre España, Lituania e Italia. Aprovechando que ella pasaba sus vacaciones “en casa”, surgió la idea de ir a verla y, ya de paso, recorrer los países vecinos.
Mi compañero de viaje era inmejorable: el cuidador de Cúrcuma que me espera incondicionalmente. Aunque él no lo crea es un gran viajero, porque no se queja nunca y se adapta siempre.
Para preparar el itinerario use mis recursos habituales: la Lonely Planet y un buen puñado de blogs que encontré con poco esfuerzo. Me gusta leer las entradas de viajes en blogs personales porque me parecen experiencias reales y sinceras, de primera mano.
La ruta fue: Vilnius – Klaipeda – Liepaja – Kuldiga – Riga – Parnu – Tallin – Helsinki.
El vuelo de ida lo hicimos con Ryanair haciendo escala en Milán, era la opción más barata con diferencia. El de vuelta, con Norweian. Como buscador de vuelos recomiendo Skycanner porque te permite usar como referencia, además de las ciudades, los países.
Nos movimos siempre con transporte público (encontré todos los horarios de trenes y autobuses en Internet sin problemas), lo cual es una limitación, pero alquilar un coche era demasiado caro.
Respecto a los alojamientos, reservé sobre todo en Booking, y también revisé Hostelworld y Only Apartmets. Aunque esto resta libertad, me parece la mejor opción para ahorrar y tener una preocupación menos durante el viaje. Hemos alquilado muchos apartamentos porque el precio es similar al de los hoteles pero tienen ventajas como poder cocinar o poner la lavadora, que me parecen fundamentales. Generalmente hacemos sólo una comida “de restaurante” al día, y lo demás a lo “Juan Palomo”.
El presupuesto, no os voy a engañar, ha sido alto, al fin y al cabo han sido tres semanas. Esta claro que se podría recortar eligiendo habitaciones comunes en albergues, pero en este caso queríamos intimidad; o tirando más de supermercado, pero queríamos darnos estos pequeños placeres.

Continuará…