13/9/13

Rebelión tecnológica



Primero fue el móvil español, de un día para otro se empezaron a oír ruidos muy desagradables cuando llamaba. “No pasa nada, total casi ni lo uso”, pensé.
Después fue el móvil italiano. Dejando de lado que es heredado de mi hermano y que no es la última tecnología ni de lejos, yo estaba bien contentan con mi ladrillo a cero euros con what’s app  porque me ha facilitado la vida para comunicarme con el más allá y el más acá. Pero se ve  que el aparato no estaba muy de acuerdo con la nueva aplicación y cada cierto tiempo se venga de mí con un “error fatal” que me obliga a reconfigurarlo.
Más tarde le tocó el turno a mi querido portátil, que me acompaña desde 2008, me costó cuatro calas y siempre ha sido un fiel compañero. Es verdad que la batería dura algo así como 10 minutos y por eso está siempre enchufado, que se calienta si no tengo cuidado cuando veo series in streaming y que hay que esperar más de lo habitual para que se carguen los programas cuando lo enciendo; pero estos son más bien “achaques de la edad” y me parecen hasta entrañables. Desde hace un par de semanas el cargador ha empezado a funcionar cuando le da la gana, y aunque he localizado el tramo de cable problemático, todavía no sé cual es la posición ideal para que haga contacto. Ahora cada vez que lo enciendo me tiro un buen rato probando todo tipo de “posturas”: cable todo estirado, cable enrollado, cable presionado, cable por debajo del ordenador, cable por encima del ordenador, cable alrededor de un elefante que está a la pata coja en una silla de preescolar…
Como no debía ser suficiente, el móvil italiano ha vuelto a la carga. Se ha dado cuenta que me he vuelto una experta de su configuración, y viendo que me encanta jugar con el cargador del ordenador, ha decidido hacer lo mismo. Así que, ahora para cargar el  móvil tengo que presionar el cable en el puerto usb del móvil un buen rato para que haga contacto. Por si no fuera poco, cuando el teléfono se queda sin batería y se apaga no se vuelve encender hasta que está totalmente cargado, y cada vez le cuesta más… Ayer, sin ir más lejos, estuve todo el día sin teléfono porque ni se cargaba la batería ni se encendía.
El remate final ha sido hace media hora. No funciona skype. Esto sí que es una tragedia, y de las grandes. Hasta ahora todo lo que he intentado no ha solucionado el problema, y sólo puedo pensar que la última vez que me pasó algo así fue hace mil años con messenger, y nunca volvió a funcionar.

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