Suelo ser una persona más bien
reservada, cuento poco sobre mí misma o sobre lo que hago. Uno de los motivos
para ser así es que no quiero aburrir al personal (menos a los que quieran
pasar por aquí, claro), pero el más importante es que la gente no escucha, no
le interesa.
La diferencia entre oír y escuchar
es simple: oír es una capacidad física, por así llamarla; escuchar supone
asociar a esta capacidad otras habilidades como la atención, la comprensión y
la memoria.
¿Por qué la sociedad oye sin
escuchar? Evidentemente no tengo una respuesta unívoca, pero tengo la respuesta
que he conseguido a través de la experiencia. El sistema nos lleva a acumular
información, porque la información es poder, pero somos incapaces de ver que
esto sólo es un escalón hacia el conocimiento, que debería ser la meta.
Aplicado a la vida cotidiana: A
pregunta a B: “¿Qué tal en el trabajo?”; y B responde: “Mal, muy mal; no le
caigo bien a mi jefe así que siento mucha presión y siempre estoy pensando que
me van a despedir, por lo que intento esforzarme muchísimo en todo lo que hago
y acabo agotado, a lo que hay que sumar el estrés que soporto con toda esta
situación…”. A habrá desconectado seguramente después de “me van a despedir”,
porque no es que se espere una respuesta positiva, pero le vale con un simple:
“Mal, mi jefe es un cabrón”. Ya está, ya tiene la información, todo lo demás
sobra.
B pregunta a A: “¿Qué tal la casa
nueva?”; y A responde: “¡Genial!, estoy decorándola y tengo un montón de ideas:
voy a pintar el salón de gris y los muebles serán de estilo vintage con toque
industriales, con algún toque de color para que tenga vivacidad; y he pensado
que la cocina será ultra moderna…”. B ha dejado de escuchar posiblemente
después de “tengo un montón de ideas” porque quiere un: “Genial, ya la estoy
decorando y creo que quedará muy bien”.
No es ningún misterio que vamos
hacia una sociedad siempre más individualista y en cierto modo egoísta. Nos
concentramos en nosotros mismos, nuestra vida ya nos da suficientes alegrías y
penas, de los demás nos interesa saber. Saber no siempre está relacionado con
el cotilleo, saber puede ser interesarte por los demás, por la familia y los
amigos. Lástima que muchas veces se quede ahí estancado y sea tan difícil que
pase a conocer, a comprender.
De la incomunicación social es una reflexión
personal promovida por la gran cantidad de tiempo libre de que dispongo y por
mi deformación profesional, cuya redacción sirve más que nada a propósitos
también personales de desahogo y ordenación de las múltiples ideas al respecto
que giran en mi cabeza. La publicación en el blog es sólo una forma de dar
visibilidad, realidad y perdurabilidad a mis pensamientos.